30.7.12

Una postal desde el volcán (Wallace Stevens)

Los chicos que recojan nuestros huesos
nunca sabrán que fueron algún día
ágiles como zorros en el monte;

y que en otoño, tiempo en que las uvas
cargan aun más el aire con su olor,
respiraban la escarcha y eran seres.

Y menos aun sabrán que, con los huesos,
dejamos mucho más, como la forma
en que aún se ven las cosas, qué sentíamos

al verlas. Sobre la mansión cerrada
flotan primaverales nubes, más
allá de nuestra puerta, y el ventoso

cielo gime una culta desazón.
Hace tiempo sabemos que el aspecto
de la mansión y lo que acerca de ella

dijimos se hizo parte de lo que es…
Chicos trenzando aureolas incipientes,
dirán nuestras palabras sin saberlo,

dirán que el que vivió en esa mansión
dejó un fantasma que atraviesa inquieto
las paredes vacías. Una casa

sucia en un mundo destripado. Andrajos
de sombras con un dejo de blancura,
untadas con el rico oro del sol.

26.7.12

Chasqueá los dedos (Jack Kerouac)

Chasqueá los dedos,
que el mundo se detenga:
llueve más fuerte.

23.7.12

Destrucción completa (William Carlos Williams)

Era un día glacial.
Después de que enterramos a la gata,
agarramos su cucha
y le prendimos fuego
en el patio de atrás.
Las pulgas que escaparon
de la tierra y del fuego
murieron por el frío.

19.7.12

Traductor invitado

JEROME ROTHENBERG TRADUCE A PAUL CELAN




Black milk of morning we drink you at dusktime
we drink you at noontime and dawntime we drink you at night
we drink and drink
we scoop out a grave in the sky where it’s roomy to lie
There’s a man in this house who cultivates snakes and who writes
who writes when it’s nightfall nach Deutschland your golden hair Margareta 
he writes it and walks from the house and the stars all start flashing he whistles his
     dogs to draw near
whistles his Jews to appear starts us scooping a grave out of sand
he commands us to play for the dance

Black milk of morning we drink you at night
we drink you at dawntime and noontime we drink you at dusktime
we drink and drink
There’s a man in this house who cultivates snakes and who writes
who writes when it’s nightfall nach Deutschland your golden hair Margareta
your ashen hair Shulamite we scoop out a grave in the sky where it’s roomy to lie
He calls jab it deep in the soil you lot there you other men sing and play
he tugs at the sword in his belt he swings it his eyes are blue
jab your spades deeper you men you other men you others play up again for the dance

Black milk of morning we drink you at night
we drink you at noontime and dawntime we drink you at dusktime
we drink and drink
there’s a man in this house your golden hair Margareta
your ashen hair Shulamite he cultivates snakes

He calls play that death thing more sweetly Death is a gang-boss aus Deutschland
he calls scrape that fiddle more darkly then hover like smoke in the air
then scoop out a grave in the clouds where it’s roomy to lie

Black milk of morning we drink you at night
we drink you at noontime Death is a gang-boss aus Deutschland
we drink you at dusktime and dawntime we drink and drink
Death is a gang-boss aus Deutschland his eye is blue
he shoots you with leaden bullets his aim is true
there’s a man in this house your golden hair Margareta
he sets his dogs on our trail he gives us a grave in the sky
he cultivates snakes and he dreams Death is a gang-boss aus Deutschland 

your golden hair Margareta
your ashen hair Shulamite

16.7.12

Traductor invitado

FRANCISCO SERRANO TRADUCE A GUILLAUME DE POITIERS




Haré un poema sobre nada:
no es de amor ni de amada,
no tiene salida ni entrada,
sino que lo hallo
dormitando por la calzada
en mi caballo.

Yo no sé cuándo fui alumbrado,
no soy alegre ni amargado,
no soy hablador ni callado,
ni te hago caso,
porque acepto que todo es dado
como un acaso.

No sé a qué hora me adormecí,
al despertar, muy poco vi,
mi corazón casi partí
con ese mal,
no voy a fiarme ni de ti,
por San Marcial.

Estoy enfermo y moriré,
nadie sabe decir de qué,
a un médico recurriré,
ignoro cuál;
si es uno bueno, sanaré,
si no, qué mal.

Tengo una amiga, no sé quién es,
nunca la he visto, ni una vez,
nada me ha hecho, ni importa, pues
nada concierta
si hay un normando o un francés
contra mi puerta.

Nunca la vi, en todo un año,
la amo mucho, mas no la extraño,
no me ha hecho bien ni daño,
pero además
yo sé de otra, desde antaño,
que vale más.

Canción al fin, no sé de quién,
la pasaré sin prisa a uno
en Poitiers, que pueda darla, y bien,
a alguien cercano
que la transmitirá, también,
de mano en mano.

12.7.12

Traductor invitado

FABIO MORÁBITO TRADUCE A EUGENIO MONTALE



No nos pidas la palabra que de par en par exhiba
nuestro ánimo informe y con letras de fuego
lo declare y resplandezca como una amarilla
flor perdida en un terreno polvoriento.

Ah, el hombre que camina sin recelo,
amigos de los otros y de sí mismo y no se cuida
de su sombra que en el punto extremo
del calor se imprime sobre un desconchado muro.

No nos pida la fórmula que mundos pueda abrirte,
sí alguna sílaba torcida seca como una rama.
Sólo esto podemos hoy decirte:
lo que no somos, lo que no queremos.


9.7.12

Traductor invitado

EDUARDO MILÁN TRADUCE A GUILLAUME DE POITIERS


Hice un poema sobre nada:
No es de amor, no es de amada,
No tiene salida ni entrada;
      Al encontrarlo
Iba durmiendo por el camino
      En mi caballo.

Yo no sé cuándo fui alumbrado,
No soy alegre ni exaltado,
Ni parlanchín ni callado,
      Ni le hago caso:
Acepto todo lo que es dado
      Como un acaso.

Recuerdo poco cuando adormecí;
Al despertar, muy poco vi,
Mi corazón casi partí,
      Con ese mal,
Pero no me fijaré ni en ti
      Por San Marcial.

Estoy enfermo y moriré;
Nadie me ha dicho de qué,
A un médico recurriré.
      Y no sé cual
Será un buen médico, veré,
Si no, fatal.

Tengo una amiga, pero quién es
No sé ni ella sabe, esto es,
Ni quiero ver, por esta fe,
      Nada concierta
Si hay un normando o un francés
      Contra mi puerta.

Yo no la vi y amo a nadie
Que no me hizo bien ni daño
Y no me vio. Y no es desgano.
      Tanto me da:
Yo sé de otra, desde antaño,
      Que vale más.

Canción al fin, no sé de quién,
La pasaré sin prisa a alguien
Que la dirá, por este bien,
      A alguien cercano
Que la dejará también,
      En buenas manos.

5.7.12

Traductor invitado

DAVID HUERTA TRADUCE A JOACHIM DU BELLAY



LAS RUINAS DE ROMA

Buscas, recién llegado, a Roma en Roma,
y en Roma nada de ésta se declara:
viejos palacios, viejos arcos; rara
niebla que dice "Roma" al muro asoma.

Ruina y dolor, en la aventina loma
la antaño poderosa desampara
lo que tuvo. Su ley, espada y vara,
presa del tiempo fue, que manda y doma.

Roma de sí es el propio monumento:
a sí propia se ha dado vencimiento.
Sólo el Tíber –que al mar, sereno, fluye–

queda de Roma: leve impermanencia.
El tiempo, en fin, lo sólido destruye
y lo fugaz al tiempo es resistencia.

2.7.12

Traductor invitado

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE TRADUCE A ARTHUR RIMBAUD


EL BARCO EBRIO



Cuando yo descendía los ríos impasibles,
De pronto me sentí libre de sirgadores;
Los habían cazado pieles rojas horribles
Y clavado desnudos en postes de colores.

A mis tripulaciones siempre fui indiferente,
Con mis trigos flamencos o mi algodón inglés.
Cuando todo el mundo cesó con esa gente,
Los ríos me dejaron en libertad después.

Entre los movimientos de mareas bizarras,
¡Yo, en invierno, más sordo que un cerebro de infante,
Corrí! Y las penínsulas que soltaron amarras
No padecieron nunca un caos más triunfante.

La tempestad bendijo mis auroras marítimas.
¡Más liviano que un corcho dancé sobre las olas
Que se llaman eternas portadoras de víctimas,
Sin añorar el ojo tonto de las farolas!

Más dulce que a los niños las manzanas primeras,
El agua verde entró en mi casco de pino
Y dispersó el timón y lavó mis maderas
De vómitos y manchas azuladas de vino.

Y desde aquel entonces me bañé en el Poema
Lactescente del Mar, por astros penetrado;
Tragué el azur verdoso donde, absorto en su tema
Flota y a veces baja pensativo un ahogado.

Donde tiñen de pronto el azul que delira
En ritmos lentos bajo el diurno esplendor,
Más fuertes que el alcohol, más vastos que la lira,
Al fermentar, los rojos amargos del amor.

Los cielos en relámpagos he mirado estallar
Y también las resacas, las trombas, las corrientes:
La noche, el Alba hirviente como un palomar,
¡Y vi lo que creyeron ver algunos vivientes!

Vi el sol bajo tiznado de místicos horrores
Iluminar con coágulos enormes y violetas
Parecidos, en viejos dramas, a los actores,
A las olas que huían con sus fiebres secretas.

Soñé la noche verde con nieves infinitas
Que besaban los ojos de un mar que se levanta
En la circulación de savias inauditas,
¡Y el azul amarillo del fósforo que canta!

Seguí meses enteros, como las vaquerías
Histéricas, la ola hacia escollos apáticos
Sin pensar que los pies ígneos de las Marías
Pueden tirar de los Océanos asmáticos.

¡He topado, sabéis, increíbles Floridas
Donde asomaban ojos de panteras con pieles
De hombres! Arcoiris tirando como bridas,
En cielos submarinos, de verdosos tropeles.

¡Vi fermentar pantanos enormes, como trampas
Donde se pudre en medio del junco el Leviatán!
Vi deslizarse el agua por misteriosas rampas
Y vi los horizontes que hacia el abismo van.

¡Soles de plata, cielos de brasas encendidas,
Glaciares, varaduras en los golfos traidores
Donde boas gigantes por las chinches comidas
Se caen de los árboles entre negros olores!

¡Ah, mostrar a los niños esas criaturas vivas,
Esos peces de oro, esos peces cantantes!
Espumas de colores mecieron mis derivas
Y vientos inefables me alaron por instantes.

A veces, mártir harto de polos y ecuadores,
El sollozo del mar calmaba mi rolido
Y subía hacia mí sus prodigiosas flores,
Y yo era una mujer, de rodillas caído...

Isla casi, meciendo las disputas eternas
Y el estiércol de rápidas aves de ojos dorados,
Yo navegaba cuando, por entre mis cuadernas,
Caminando hacia atrás bajaban los ahogados.

O bien, barco perdido en bahías apáticas
Que hacia el éter sin pájaros arrastró el huracán,
Yo a quien los Monitores y las naves hanseáticas
El casco ebrio de agua nunca reflotarán;

Libre, ardiente, trepado por las brumas violetas,
Yo que al igual que un muro hendí el cielo del sur,
Que llevo, dulce grato a los buenos poetas,
Sarpullidos de sol y gargajos de azur;

Que corría, manchado de lúnulas eléctricas,
Tabla loca escoltada por negros hipocampos,
Cuando el verano hundía con trompadas frenéticas
El cielo ultramarino en los adientes campos:

Yo que temblé al sentir en otras latitudes
El cielo del Behemont y los Maelströms inquietos,
Hilandero sin fin de azuladas quietudes,
¡Hoy añoro la Europa de antiguos parapetos!

Vi siderales archipiélagos, e islas
Con cielos delirantes libres al remador:
—¿Duermes en esas noches sin fondo, allí te aíslas,
Millón de aves de oro, oh futuro vigor?—

¡Tanto lloré! Las albas son siempre melancólicas,
Toda luna es atroz y todo sol amargo:
El acre amor me hinchó de torpezas alcohólicas.
¡Oh, que mi quilla estalle! ¡Y yo siga de largo!

Si algún agua de Europa deseo es esa charca
Oscura y fría donde hacia el rojo poniente,
En cuclillas un niño triste suelta una barca
Tan frágil como una mariposa reciente.

Olas, no puedo ya, lánguidas compañeras,
Seguir a los airosos cargueros de algodones,
Ni pasar a través de orgullosas banderas 
Ni afrontar los horribles ojos de los pontones.