10.8.09

A la tía Rose (Allen Ginsberg)

Ahora –––Tía Rose––– podría verte

con tu carita flaca y tus dientitos de conejo y el dolor

del reuma –––y un zapato largo, pesado y negro

en tu huesuda pierna izquierda,

rengueando por el largo corredor alfombrado, allá en Newark,

pasando el piano negro

de cola, en esa misma habitación,

donde se hacían las fiestas

y en la que yo cantaba himnos republicanos de la Guerra Civil

Española, con voz chillona y muy aguda

(fuera de mí), mientras el comité

me escuchaba cantar,

y vos rengueabas por la habitación

recogiendo el dinero-––

la tía Honey, el Tío Sam, alguien desconocido que tenía una insignia

de tela en el bolsillo

de la Brigada Lincoln

y una cabeza calva enorme y joven

–––tu triste cara larga,

tus lágrimas de frustración sexual

(qué llantos sofocados y caderas huesudas

debajo de la almohada de Osborne Terrace)

aquella vez que me senté en el inodoro, totalmente desnudo,

mientras vos me rociabas loción de calomina en la entrepierna

contra la hiedra venenosa ––mis tiernos

vergonzosos vellos primerizos, morenos y rizados,

qué estarías pensando, secretamente en tu alma,

ahora que ya me conocías como hombre–––

y yo era una ignorante muchachita de silencio familiar en el delgado

pedestal de mis piernas en el baño –––el Museo de Newark.

Tía Rose

Hitler murió, Hitler está en la Eternidad; Hitler está con

Tamerlán y Emily Brontë

Aunque te veo todavía, caminando espectral por Osborne Terrace,

atravesando el largo y oscuro corredor hacia la puerta de calle,

rengueando un poco, una sonrisa dolorida dibujada en la cara,

enfundada en lo que debe haber sido un vestido de seda

estampado con flores

recibiendo al Poeta, mi papá, en su visita a Newark

–––te veo llegar al living

y bailotear sobre tu pierna mala

y festejar con un aplauso

que le hubiera aceptado publicar su libro

el editor de Liveright.

Hitler murió, y Liveright fue a la quiebra

El desván del pasado y El minuto infinito se agotaron

El tío Harry ya vendió su último par de medias de seda

Claire dejó de asistir a la escuela de danza interpretativa

Buba se pasa el día sentada en un Asilo para Ancianas,

como si fuera un monumento todo lleno de arrugas,

parpadeándoles a los bebés recién nacidos

te vi en el hospital, la última vez,

el cráneo blanquecino sobresalía de la piel color ceniza

muchachita de venas azules inconsciente en una carpa

de oxígeno la guerra

en España hace mucho terminó

Tía Rose.

3 Comments:

Blogger costa sin mar said...

te quedó rebonito

11:21 a. m.  
Blogger Unknown said...

¡Gracias! Lamento no haber podido aplicar tus consejos sobre el html. El formato es un gran problema en blogger.

11:24 a. m.  
Blogger Esteban said...

Interesante el poema; y sí, el formato es un problema en los blogs...
Saludos

1:53 p. m.  

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