Por lapso de dos años (Weldon Kees)
Esta nada que se alimenta de sí misma:
lápices que en la mano se hacen agua,
partes de una oración que cuelgan en el aire,
ideas que se quiebran en la mente
como si fueran de cristal y páginas
en blanco que reflejan el mundo, destiñeron
el mundo que me conminó a callar.
Hubo dos años de eso. Lentamente,
aquello, lo que sea, que se parte,
se desarma, se corta, se enmaraña, se raja
o se divide para impulsarme a esa dieta
de corrosión, ardió y luego parpadeó
hasta el final. Ahora, con letra más madura,
trazo mi nombre. Ahora, con la voz extrañada,
les hablo a los silencios de cuartos alterados,
sacudidos por el conocimiento
de la repetición y del retorno.
lápices que en la mano se hacen agua,
partes de una oración que cuelgan en el aire,
ideas que se quiebran en la mente
como si fueran de cristal y páginas
en blanco que reflejan el mundo, destiñeron
el mundo que me conminó a callar.
Hubo dos años de eso. Lentamente,
aquello, lo que sea, que se parte,
se desarma, se corta, se enmaraña, se raja
o se divide para impulsarme a esa dieta
de corrosión, ardió y luego parpadeó
hasta el final. Ahora, con letra más madura,
trazo mi nombre. Ahora, con la voz extrañada,
les hablo a los silencios de cuartos alterados,
sacudidos por el conocimiento
de la repetición y del retorno.
1 Comments:
ta re bueno!
saludos!
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