Una chica a medianoche (Weldon Kees)
Entonces caminá por el piso, o da vueltas en tu cama
mientras las balas, frías y ciegas, retroceden desde el centro del blanco,
y decí: “Nunca más voy a a volver a soñar ese sueño. No voy
a soñar con suspiros gastados hace tiempo que se esfuman
por pasillos que doblan por edificios que no conocí jamás;
con el chasquido de unos guantes de goma; con el chico alto y ciego
que repite mi nombre; con las sábanas sucias
de otra chica. Luego una campanada grave
que resuena a través de la sombra en el frío
perturba la pantalla que es mi mente dormida.
“–Nunca tenés la cara despejada. Estás parada siempre
a oscuras en portales de carbonilla. Parte de tu cara
se borró. Vos decís: ‘Para acabar al fin con este mundo infame.
Sopla una niebla contagiosa. Por Dios, podríamos morir
como mueren a veces los ciervos, con las astas
entrelazadas, y se pudren en la nieve’.
“Yo no puedo hablar nunca.
Igual, ¿alguna vez te dije la verdad?
No pedí esto; una nueva enfermedad se va infiltrando en mí.
Quiero tus labios sobre los míos, y tu boca
sobre mis pechos, una y otra vez;
quiero que la mañana se llene con el sol.
“Pero debo soñar una vez más con ciudades quemadas,
con madera podrida y puertos en silencio.
El amor es el cuarto de un enfermo con la mitad del techo derruida,
donde las noches pasan entre lluvias constantes.
Corazón, corazón. No vivo. La mentira de la paz
se reproduce en ecos infinitos; han muerto los relojes.
Lo que tuvimos ya no lo tendremos nunca”.
mientras las balas, frías y ciegas, retroceden desde el centro del blanco,
y decí: “Nunca más voy a a volver a soñar ese sueño. No voy
a soñar con suspiros gastados hace tiempo que se esfuman
por pasillos que doblan por edificios que no conocí jamás;
con el chasquido de unos guantes de goma; con el chico alto y ciego
que repite mi nombre; con las sábanas sucias
de otra chica. Luego una campanada grave
que resuena a través de la sombra en el frío
perturba la pantalla que es mi mente dormida.
“–Nunca tenés la cara despejada. Estás parada siempre
a oscuras en portales de carbonilla. Parte de tu cara
se borró. Vos decís: ‘Para acabar al fin con este mundo infame.
Sopla una niebla contagiosa. Por Dios, podríamos morir
como mueren a veces los ciervos, con las astas
entrelazadas, y se pudren en la nieve’.
“Yo no puedo hablar nunca.
Igual, ¿alguna vez te dije la verdad?
No pedí esto; una nueva enfermedad se va infiltrando en mí.
Quiero tus labios sobre los míos, y tu boca
sobre mis pechos, una y otra vez;
quiero que la mañana se llene con el sol.
“Pero debo soñar una vez más con ciudades quemadas,
con madera podrida y puertos en silencio.
El amor es el cuarto de un enfermo con la mitad del techo derruida,
donde las noches pasan entre lluvias constantes.
Corazón, corazón. No vivo. La mentira de la paz
se reproduce en ecos infinitos; han muerto los relojes.
Lo que tuvimos ya no lo tendremos nunca”.
6 Comments:
Muy intenso, y lindo.
Techo derruido?
Quizás el teclado haya cometido un error.
Saludos :)
No, no. Es lo que dice.
Gracias, gracias, gracias por Kees. Hace un tiempo me comentaste que no había nada editado en español, pero que estabas preparando algo, a publicarse en México. Salió? Saldrá?
Firmé contrato la semana pasada. Teóricamente, sale en mayo de 2012 en México y España. Gracias por leer. Abrazo,
EZ.
Ohh.En Argentina no sale?
No. Pero, entre nosotros, todos los poemas van a estar en el blog...
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