El Bunyip (Weldon Kees)
Gris y emplumado, del tamaño casi
de un ternero crecido, largo el cuello
del cual emerge la peluda testa
de un emú. Es su voz (dicen) como mil
tambores. Ya intrigaba a los indígenas
antes de que llegara el hombre blanco.
Vive en el mar y son todos sus nombres
musicales: Tumbata, Kanjaprati,
Bunyip, Melagi. Brota de su espalda
un penacho de agua; es el terror
de las esposas de los pescadores.
Se acerca de alta mar hacia la costa
y grita a veces, al caer la noche,
que no es un mito –extinto, imaginario–,
las plumas encrespadas y la voz
no parecida a mil tambores, sino
casi inaudible, amortiguada, como
sirenas que de lejos trae el viento.
de un ternero crecido, largo el cuello
del cual emerge la peluda testa
de un emú. Es su voz (dicen) como mil
tambores. Ya intrigaba a los indígenas
antes de que llegara el hombre blanco.
Vive en el mar y son todos sus nombres
musicales: Tumbata, Kanjaprati,
Bunyip, Melagi. Brota de su espalda
un penacho de agua; es el terror
de las esposas de los pescadores.
Se acerca de alta mar hacia la costa
y grita a veces, al caer la noche,
que no es un mito –extinto, imaginario–,
las plumas encrespadas y la voz
no parecida a mil tambores, sino
casi inaudible, amortiguada, como
sirenas que de lejos trae el viento.
1 Comments:
Qué buen poema! Estuve cerca de traducirlo una vez, pero ahora es innesario en vistas de tan lograda traducción. Kees -sucede siempre con los bunos- es a veces un poco descolocante, tardamos unos segundos en darnos cuenta de que también ahí hay poesía.
Abrazo y felicitaciones
Ana Q.
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