Uno de Hernán Bravo Varela
VEINTICINCO CENTAVOS, POR EL AMOR DE DIOS
Mi padre muerto vino el otro día.
Me dejó dos cobijas y una almohada
y se volvió a morir como solía.
Estaba oscuro, pero todavía
puedo verme temblando en su mirada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Ni cuento de terror ni brujería:
mi padre apareció como si nada
y se volvió a morir como solía.
Con todo y que murió de neumonía,
lo vi muy tarde, ya de madrugada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Apenas me duró su compañía
lo que tarda en hacerse una redada
y se volvió a morir como solía.
En su ausencia, llegó la policía
y dejé las cobijas y la almohada.
Mi padre muerto vino el otro día
y se volvió a morir como solía.
A Juan García de Oteyza
Me dejó dos cobijas y una almohada
y se volvió a morir como solía.
Estaba oscuro, pero todavía
puedo verme temblando en su mirada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Ni cuento de terror ni brujería:
mi padre apareció como si nada
y se volvió a morir como solía.
Con todo y que murió de neumonía,
lo vi muy tarde, ya de madrugada.
Mi padre muerto vino el otro día.
Apenas me duró su compañía
lo que tarda en hacerse una redada
y se volvió a morir como solía.
En su ausencia, llegó la policía
y dejé las cobijas y la almohada.
Mi padre muerto vino el otro día
y se volvió a morir como solía.
2829 16th. St., N. W.
6 Comments:
hermoso y adecuadamente dicho. . .
Está muy bien, realmente. Recuerda ciertos poemas de Óscar Hahn, ante los que no desmerece —y Auden, claro. Chapeau.
muy bueno el blog! buenísimas las traducciones y qué poetas! es un lujo verdaderamente!...
felicitaciones! es para quedarse toda la vida leyendo aquí!
very inspiring!
(yo traduzco básicamente del alemán)
saludos y gracias!
Un gran placer pasar a conocer tu casa de poesía.
Saludossssssss
Muy buen poema. Un gusto leer a bravo varela y descubrirlo en tu casa a donde hoy llego.
Saludos...
Y yo buscando.
Un placer leerlo y
gracias por la referencia.
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