26.11.12

Me toca confesarme (Charles Simic)

Ese perro que trata de escribir un poema que explique por qué ladra,
mi estimado lector, soy yo.
Estaban por echarme de la biblioteca,
pero les advertí
que mi amo es invisible y todopoderoso,
y de todas maneras me sacaron, arrastrado de la cola.

En la plaza, los pájaros hablaban libremente de sus cuitas.
En un banco, una vieja
se cortaba los rulos canosos con tijera imaginaria,
mirándose a un espejo de bolsillo.

Y yo no dije nada.
Sin embargo, esa noche,
me eché y me puse a mordisquear un lápiz.
De tanto en tanto suspiraba,
y le gruñía a algo
que no podía nombrar.