8.3.06

Éstas (William Carlos Williams)

son las semanas desoladas, oscuras
en las que la naturaleza iguala
en su aridez la estupidez del hombre.

El año se hunde en medio de la noche
y el corazón se hunde
más hondo que la noche

en un lugar vacío, surcado por los vientos
sin sol, luna o estrellas,
sino una luz particular como de un pensamiento
que hace crepitar un fuego oscuro –
tras arremolinarse sobre su propia llama,
en el aire glacial, se enciende

para hacer que un hombre se dé cuenta
de nada que ya sepa, ni siquiera la misma
soledad – ni siquiera un fantasma
podría concebirse– vaciedad,
desespero – (Pasan silbando) entre los fogonazos
y el estruendo de la guerra;
casas en cuyos cuartos
hace un frío que excede lo pensable,
las personas que amábamos, ausentes,
las camas despobladas, los sillones
húmedos, y las sillas sin usar –

Hay que esconderlo en algún lado
fuera de la mente, que eche raíces
y que crezca, lejos de los oídos

y los ojos celosos – para sí.
En éste que yo tengo vienen a hurgarlo – todo.
¿Será éste el recibo por la música

más dulce? La fuente de poesía que
al ver que se paró el reloj declara:
el reloj se paró
¿ese que ayer andaba lo más bien?
y oye el rumor del agua del lago
que salpica – que ahora es piedra.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Espléndido poema de W C Williams el que has elegido. Es, como siempre, una sucesión de gratas sorpresas cada recorrido por tu bello espacio.

Saludos....

7:34 a. m.  

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