Uno de D.G. Helder
YACE
Un bel morir tutta la vita onora,
Lo the fair dead!
Petrarca super Pound, 1989.
No hay, acá no veo, un pedazo de madera
nunca va a enceguecer; ojos de carne
y cáscaras de huevo –acá no veo–;
el viento se basta con el dolor de las hojas
y la puerta del altillo que golpea
mal cerrada; acá no hay
sino ver y desear, no veo
sino morir con deseo.
Pero borrar de la mente las opiniones vacías, tus esperanzas
sin apoyo, los prejuicios, titubeos,
los cálculos tentativos y otras materias
igualmente vagas o falaces supondría
dejar la mente en blanco, blanca, una cáscara de huevo,
pobre cosa hundida en un viento de campanario,
la liebre entre los helechos de la luna
acurrucada en una cuenca seca.
Si hay imágenes, ¿por qué hay memoria?
¿Quién levantó para el sol
una carpa en el mar?
La boca de la chica
que yace en el matorral, que yace
en el lecho de la zanja
dormida, y es picada
por las moscas, mordida
en los pies por ratas del agua
yo la vi, vi la boca, los pies
y no pensé, di vuelta la hoja,
no pensé y volví atrás, cerré los ojos
ante el viento sin vida que pasaba
por encima de la zanja
barriendo el matorral.
La canción de amor
que fluyera detenida
en cada palabra
y que nadie conociera
ni llegase a oír,
esa que el día desnudo
a la noche cantaría
y la noche al otro día,
no, es imposible ahora:
las cuerdas flojas apenas vibran
y hay flores pisadas, pasto pisoteado
formando un camino, los murciélagos
revuelan en la pantalla sin chistar
y atrás de la ruta un poblado y arriba
la luna cuelga en un lazo de niebla.
Ya sin hambre ni sed, a medias oculta
por la maleza, el cuello reclinado
en el zócalo de la zanja
para que así la descubra el día
y con el rocío sea reparada,
los ojos en blanco,
yace.
Un bel morir tutta la vita onora,
Lo the fair dead!
Petrarca super Pound, 1989.
No hay, acá no veo, un pedazo de madera
nunca va a enceguecer; ojos de carne
y cáscaras de huevo –acá no veo–;
el viento se basta con el dolor de las hojas
y la puerta del altillo que golpea
mal cerrada; acá no hay
sino ver y desear, no veo
sino morir con deseo.
Pero borrar de la mente las opiniones vacías, tus esperanzas
sin apoyo, los prejuicios, titubeos,
los cálculos tentativos y otras materias
igualmente vagas o falaces supondría
dejar la mente en blanco, blanca, una cáscara de huevo,
pobre cosa hundida en un viento de campanario,
la liebre entre los helechos de la luna
acurrucada en una cuenca seca.
Si hay imágenes, ¿por qué hay memoria?
¿Quién levantó para el sol
una carpa en el mar?
La boca de la chica
que yace en el matorral, que yace
en el lecho de la zanja
dormida, y es picada
por las moscas, mordida
en los pies por ratas del agua
yo la vi, vi la boca, los pies
y no pensé, di vuelta la hoja,
no pensé y volví atrás, cerré los ojos
ante el viento sin vida que pasaba
por encima de la zanja
barriendo el matorral.
La canción de amor
que fluyera detenida
en cada palabra
y que nadie conociera
ni llegase a oír,
esa que el día desnudo
a la noche cantaría
y la noche al otro día,
no, es imposible ahora:
las cuerdas flojas apenas vibran
y hay flores pisadas, pasto pisoteado
formando un camino, los murciélagos
revuelan en la pantalla sin chistar
y atrás de la ruta un poblado y arriba
la luna cuelga en un lazo de niebla.
Ya sin hambre ni sed, a medias oculta
por la maleza, el cuello reclinado
en el zócalo de la zanja
para que así la descubra el día
y con el rocío sea reparada,
los ojos en blanco,
yace.
3 Comments:
Eze querido: Qué bueno ver ese poema de Gelder del que tanto hablamos en Bs. As., pero, sobre todo, qué increíble traducción hiciste de los "Two English Poems" de Borges. Creo, sin vacilar, que es la mejor que he leído, hermano. (Y mira que tienes competencia: la de José Emilio Pachecho, publicada hace ya mucho tiempo, es excelente.) No me olvides, amigo. Se te quiere y admira, como siempre y como nunca. HERNÁN BRAVO VARELA.
resulta descorazonador entrar todos los día y encontrarlo sin actualizar. vamos zaidenwerg que te debés a tu gente!
increíble
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