10.2.11

Canción (John Ashbery)

La canción habla acerca de cómo acostumbrábamos vivir,
de cómo era la vida en épocas pretéritas. Del olor de las telas
estampadas con flores, de cómo simplemente las cosas terminaron
cuando terminaron, de volver a empezar con un suspiro. Luego

algunos movimientos se revierten, y las urgentes máscaras
aceleran, con rumbo a un final totalmente inesperado,
como relojes fuera de control. ¿Acaso es éste el gesto
buscado desde siempre, el curvarse hacia adentro de frustradas

negaciones, como el follaje de la selva
y la simplicidad del final, para luego dejar que todo escape
con rápida dulzura sofocante? El día
le presenta a la nada del cielo

su rústica fachada de ladrillos. Los autos se lamentan
de que, tarde o temprano, todo va a irse a pique.
Mientras tanto, nosotros nos sentamos, apenas atreviéndonos a hablar,
y a respirar, como si estar tan cerca nos costara la vida.

Las pretensiones de un pasado habrán de convertirse
algún día en progreso, un crecimiento,
hermoso como un libro de historia nuevo, con las páginas
sin cortar todavía, ilustraciones aún no vistas,

y quedará aclarado el objeto de tantas detenciones y comienzos:
volver al viejo tema de no querer crecer
hacia la noche, que se vuelve una casa, un irse cada uno por su lado
que nos interna en las profundidades del sueño. Un amor mudo.