Keynes (Joe Urbach)
a mi abuelo Donald
Cuando en la secundaria nos hablaron
de las teorías de John Maynard Keynes
y de cómo el entonces presidente
Roosevelt se inspiró en ellas para idear
el célebre New Deal, que sacaría
de la Gran Depresión a los Estados
Unidos, se me vino a la cabeza
una cuadrilla de hombres con su ropa
de trabajo, sudando bajo el sol,
cavando zanjas incansablemente,
que volverían a salir de noche,
cuando se hubieran acostado todos,
felices y con fuerzas renovadas,
para cubrirlas otra vez, como héroes
anónimos, de quienes dependiera
que el mundo conservara su equilibrio;
nunca me habría imaginado entonces,
como descubriría años más tarde,
que esos mismos principios se aplicaban
a todas las esferas de lo humano:
plantar un árbol, escribir un libro,
tener un hijo…. Algunos mueren, otros
nacen y ocupan su lugar, y creen
que entienden todo aquello que sus padres
tardaron una vida en aceptar
que nunca habrían de comprender; y otros
piensan que de algún modo lo que hacen
podría perdurar y trascenderlos:
pasan las estaciones y se borran;
gira la Tierra y los desaparece.
7 Comments:
Es muy como "semita" ese tono milenario, escéptico... me gusta mucho el poema y la impecable traducción endecasilábica
Muy bueno... probaría quizás cambiar el orden de los dos últimos versos, pero muy bueno en cualquier caso.
Urbach lo escribió así, Aníbal. ¿No te parece que me estaría tomando demasiadas libertades si cambiara el orden del dístico final?
abrir los ojos
dentro del giro terrestre//
somos como manchas de colores
que por culpa de la velocidad
se esparcieron sobre los vidrios//
y no somos los primarios,
un placer,
Cíclopa
paso a saludar y me llevo el poema, como siempre
Lucho, qué bueno que te guste. Te pego el original en inglés. Abrazo.
Keynes
to my grandfather Donald
In high school, when we learned about
the theories of John Maynard Keynes, and how
they inspired Roosevelt to think up
his famous New Deal, which would eventually
heave the United States from the Great Depression,
I pictured a team of workers in their uniforms,
sweating in the sun, tirelessly digging up
ditches, and then returning at night,
when everybody else would be asleep,
to fill them up once more, happy
and reinvigorated, like anonymous
heroes on whom the world depended
to keep its balance; I never would have guessed
back then, as I would learn years later,
that those same principles applied
to every gesture in the human realm:
to plant a tree, to write a book, to have
a child… Some die, some are born
and take their place, thinking they know
everything their parents spent a lifetime
discovering they couldn’t possibly
understand; and others think that what they do
might somehow outlast and transcend them:
the seasons change, they vanish in the air;
the Earth turns round and they are wiped away.
Cuando leo este poema, me acuerdo automáticamente del "Old Men Playing Basketball" de Fairchild, otro que me gusta mucho.
M.
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