25.12.05

Domingo

Domingo. Día de una abulia aséptica
que fuera por sí mismo recogiendo,
en terrones, con una sola mano.

Es tanta la desidia que parece
apilarse, anécdota en anécdota,
mojando el paladar con la garganta.

Hay que menguar, parece. Sí que habría.

Es elocuencia, sí. Puede sentirse
en el mentón un pasto milimétrico
medrando ascensional, a la mejilla.

Sube seco, el domingo: desfilando
a caballo, orgulloso en su insistencia,
mirándose feliz de tan incómodo.

Es elocuencia, sí. Sí que lo fuera.

Dispuesto en una pila de terrones
equivoca el azúcar por la piedra
y el agua almibarada por el barro.

Pasa, y se hincha. Es domingo, en tres copias:
mezclando tierra con azúcar y agua,
es elocuencia, sí, disuelta en ripio.