Septiembre de 1961 (Denise Levertov)
Éste es el año en que nuestros mayores,
los grandes de verdad,
nos dejan solos en el medio de la ruta.
La ruta lleva al mar. En los bolsillos
guardamos las palabras, indicaciones crípticas.
Se llevaron consigo los mayores
la luz de su presencia, y la vemos moverse
en la cima de un monte
y perderse a un costado.
No es que se estén muriendo;
sólo se han retirado
a una dolorosa intimidad,
y deben aprender a vivir sin palabras.
E. P. “Se parece a morir.” Williams: “Yo no podría
describirte las cosas que han estado
sucediéndome”.
H.D.: “No puedo hablar”.
La oscuridad
se retuerce en el viento, son menudas
las estrellas, y tiñe el horizonte una confusa niebla
luminosa que la ciudad proyecta.
Dijeron que
la ruta lleva al mar,
y nos pusieron
el lenguaje en las manos.
Oímos
nuestros pasos cada vez que un camión
nos pasa por al lado, encandilándonos,
para dejarnos luego en silencio otra vez.
No se puede llegar
al mar por esta ruta
interminable, a menos que al final
uno se aparte de ella
y siga –eso parece-
al búho que, callado,
revolotea de acá para allá,
y que se interna luego en la espesura.
Pero para nosotros
la ruta se despliega por sí sola, contamos las palabras
que tenemos guardadas aún en los bolsillos,
nos preguntamos cómo será en su ausencia todo,
seguimos caminando, sabemos que nos queda
mucho por recorrer,
a veces nos parece que la noche nos trae
el aroma del mar…
los grandes de verdad,
nos dejan solos en el medio de la ruta.
La ruta lleva al mar. En los bolsillos
guardamos las palabras, indicaciones crípticas.
Se llevaron consigo los mayores
la luz de su presencia, y la vemos moverse
en la cima de un monte
y perderse a un costado.
No es que se estén muriendo;
sólo se han retirado
a una dolorosa intimidad,
y deben aprender a vivir sin palabras.
E. P. “Se parece a morir.” Williams: “Yo no podría
describirte las cosas que han estado
sucediéndome”.
H.D.: “No puedo hablar”.
La oscuridad
se retuerce en el viento, son menudas
las estrellas, y tiñe el horizonte una confusa niebla
luminosa que la ciudad proyecta.
Dijeron que
la ruta lleva al mar,
y nos pusieron
el lenguaje en las manos.
Oímos
nuestros pasos cada vez que un camión
nos pasa por al lado, encandilándonos,
para dejarnos luego en silencio otra vez.
No se puede llegar
al mar por esta ruta
interminable, a menos que al final
uno se aparte de ella
y siga –eso parece-
al búho que, callado,
revolotea de acá para allá,
y que se interna luego en la espesura.
Pero para nosotros
la ruta se despliega por sí sola, contamos las palabras
que tenemos guardadas aún en los bolsillos,
nos preguntamos cómo será en su ausencia todo,
seguimos caminando, sabemos que nos queda
mucho por recorrer,
a veces nos parece que la noche nos trae
el aroma del mar…
4 Comments:
Qué hermoso poema. Gracias.
"Dijeron que
la ruta lleva al mar,
y nos pusieron
el lenguaje en las manos."
eso...
Diego G:
No sé a qué hace referencia explícitamente la fecha. Pero el poema habla de tres poetas norteamericanos, E.P (Ezra Pound), H.D. (Hilda Doolittle) y (William Carlos) Williams, que están al final de sus vidas y de sus carreras literarias.
Abrazo,
EZ.
maravillosa Denise, vuelvo una y otra a ella, porque es una maestra en el mejor sentido de esa palabra (a veces devaluada)
gracias E.!
Lilián
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