La rosa (Mark Strand)
Las penas de la rosa crecían cada vez más.
Retorcida en un campo de malezas, la rosa desamparada
sintió una sola vez la brisa del paraíso, y se murió.
Los chicos exclamaron: “Dale, rosa, volvé,
que te queremos, rosa”. Luego alguien les explicó que pronto
tendrían otra rosa: “Queridos míos, vamos
al estanque; inclínense en la orilla y contemplen
sus propias caras que los observan. ¿No la ven ahí ahora,
cómo abre los pétalos, sube a la superficie y se transforma en ustedes?”.
“¡Ay, no!”, dijeron ellos. “Nosotros somos lo que somos. Nada más”.
Qué perfecto. Qué antiguo. Qué irreparable.
Retorcida en un campo de malezas, la rosa desamparada
sintió una sola vez la brisa del paraíso, y se murió.
Los chicos exclamaron: “Dale, rosa, volvé,
que te queremos, rosa”. Luego alguien les explicó que pronto
tendrían otra rosa: “Queridos míos, vamos
al estanque; inclínense en la orilla y contemplen
sus propias caras que los observan. ¿No la ven ahí ahora,
cómo abre los pétalos, sube a la superficie y se transforma en ustedes?”.
“¡Ay, no!”, dijeron ellos. “Nosotros somos lo que somos. Nada más”.
Qué perfecto. Qué antiguo. Qué irreparable.
2 Comments:
:D :D
Me has descubierto a Mark Strand. Qué maravilla de autor, y qué grandes traducciones las tuyas.
Mil gracias por compartir tu trabajo.
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