21.2.11

Eco tardío (John Ashbery)

A solas con nuestra locura y nuestra flor preferida,
vemos que en realidad no queda nada sobre lo que escribir.
O que, más bien, es necesario continuar escribiendo sobre las mismas cosas
de siempre de la misma manera, repitiendo las mismas cosas una y otra vez
para que así el amor persista y se haga gradualmente diferente.

Hay que volver a examinar eternamente hormigas y colmenas,
así como el color que tomó el día
un centenar de veces, variando entre el verano y el invierno,
para que baje la velocidad, hasta alcanzar la de una verdadera zarabanda
y se acurruque allí, a descansar, con vida.

Sólo entonces la falta crónica de atención
de nuestras vidas nos envolverá, conciliadora
y con un ojo en esas largas sombras de peluche marrón
que le hablan de manera tan profunda a la consciencia improvisada que tenemos
de nosotros mismos, los motores parlantes de nuestra época.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lo que me pasa con Ashbery es lo siguiente: disfruto de su poesía (en inglés o en tus excelentes traducciones) si leo de una manera general, más bien rápido y por arriba sin preguntarme demasiado qué estoy leyendo. Si trato de ahondar un poco, fracaso me aburro y cierro el libro o la página web. Este poema igual me parece el mejor de la serie que venís posteando. Me gustó mucho, y en cierto sentido es un arte poética que valida lo que decía yo al principio como una manera legítima de funcionar la poesía, sobre todo por la última estrofa...

Saludos

Gabriela

10:06 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me parece muy agudo lo que señala el comentario anterior: es cierto que a veces una lectura superficial parece ser más satisfactoria que los intentos de ahondar en los poemas de Ashbery. Y es curioso el protagonismo que cobra para el lector de este poema esa falta crónica de interés o de atención que Ashbery señala en la última estrofa como principio válido de lectura: como si una menor atención, tan cálida y envolvente como un peluche, nos permitiera apreciar mejor su propuesta.

Es interesante, desde luego,cotejar este poema con el otro declaradamente metapoético que
has publicado en esta serie, "What is poetry".

M.

4:49 p. m.  
Blogger Unknown said...

Comparto, María y Gabriela. De todos modos, traducir a Ashbery fue para mí un ejercicio de intelección de su poesía, que siempre se me había antojado opaca y arbitraria, a pesar de que de vez en cuando encontraba un poema que me deslumbraba con un rapto de luminosidad. Creo que efectivamente es éste el mejor de los poemas que traduje, quizá con Ignorance of the Law... y algún otro que se me está escapando. En cualquier caso, abrazo a ambas y gracias por leer.

12:15 a. m.  

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