6.9.05

Salmo 136

-DE DAVID.

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentamos y lloramos acordándonos de Sión.

Allí mismo, en los sauces, colgamos nuestros instrumentos.

Porque allí nos pidieron quienes nos tenían cautivos las letras de nuestras canciones, y los que nos habían deportado, himnos: “¡Canten para nosotros las canciones de Sión!”

¿Cómo podríamos cantar un canto del Señor en tierra extraña?

¡Si me olvido de ti, Jerusalem, que mi mano derecha se me olvide!

¡Que mi lengua se pegue a la garganta, si me olvido de ti, si no coloco a Jerusalem en el principio de mi dicha!

Acuérdate, Señor, de los hijos de Edom, el día de Jerusalem, de aquellos que decían: “¡Arrásenla, arrásenla hasta los cimientos!”.

¡Hija de Babilonia, desgraciada, feliz el que te pague con lo que nos pagaste!

¡Feliz quien se apodere de tus niños, y los estrelle contra las piedras!



(Del griego de la Septuaginta).