Traductor invitado
ERNESTO CARDENAL TRADUCE A CATULO
Pobre Valerio Catulo no te hagas ilusiones
y lo perdido dalo por perdido.
Para ti ya brilló el sol una vez,
cuando corrías detrás de la muchacha
que amé como ninguna otra ha sido amada.
Y hubo entonces, ¿recuerdas?, tantos goces
que tú pedías y ella no negaba.
Sí, para ti ya brilló el sol una vez.
Ahora ella no quiere: tú no quieras tampoco.
Ni sigas a la que te huye, ni estés triste,
sino pórtate valiente, no claudiques.
Adiós, muchacha, Catulo ya no claudica,
ni nunca más te buscará, ni volverá a rogarte.
Pero a ti te pesará cuando nadie te ruegue.
¡Me da lástima por ti! Pienso qué días te esperan.
¿Ahora quién te visitará? ¿Para quién serás bella?
¿Ahora a quién amarás? ¿Dirán que eres de quién?
¿A quién vas a besar? ¿A quién le morderás los labios?
Pero tú, ¡valiente! Catulo. ¡No claudiques!
Pobre Valerio Catulo no te hagas ilusiones
y lo perdido dalo por perdido.
Para ti ya brilló el sol una vez,
cuando corrías detrás de la muchacha
que amé como ninguna otra ha sido amada.
Y hubo entonces, ¿recuerdas?, tantos goces
que tú pedías y ella no negaba.
Sí, para ti ya brilló el sol una vez.
Ahora ella no quiere: tú no quieras tampoco.
Ni sigas a la que te huye, ni estés triste,
sino pórtate valiente, no claudiques.
Adiós, muchacha, Catulo ya no claudica,
ni nunca más te buscará, ni volverá a rogarte.
Pero a ti te pesará cuando nadie te ruegue.
¡Me da lástima por ti! Pienso qué días te esperan.
¿Ahora quién te visitará? ¿Para quién serás bella?
¿Ahora a quién amarás? ¿Dirán que eres de quién?
¿A quién vas a besar? ¿A quién le morderás los labios?
Pero tú, ¡valiente! Catulo. ¡No claudiques!