30.8.06

Disolvamos la familia (Morrissey)

La lógica, traída de los pelos, de tu frase más torpe
se me quedó grabada en el cerebro:
Dijiste: “Disolvamos la familia,
que cada uno siga con su vida”.

Esta noche quisiera ver a todos mis amigos.
No fue la juventud ni fue la vida
lo que pasamos juntos. Los dos nacimos viejos,
y nacimos sabiendo, por desgracia.
Me había resignado (y vos, en su momento),
a vivir esa vida para siempre.
Ahora estoy feliz de haber crecido,
y de dejar atrás esa época horrible.
Quisiera ver a todos mis amigos esta noche.

Encontraste el amor, pero la paz se te escapaba.
Llegabas tarde a casa, resentida;
te sentías atada, encadenada.
Ahora estoy feliz de haber crecido
y de dejar atrás mi inmadurez.
Es la primera vez que estoy enamorado,
y no me siento mal.

Dejame ver a todos mis amigos de siempre,
quiero abrazarlos, porque los quiero de verdad.
¿Te parece muy loco?
Ya hice de D.T., y tuve que ser fuerte
afuera de la cancha, desde el banco.
Me llevaron a casa en un auto sin frenos
mientras caían piedras. Pero ya no me importa:
ahora estoy feliz de haber crecido,
y de dejar atrás esos años oscuros.
Es la primera vez que estoy enamorado,
y no me siento mal.
Así que, amigos míos, deséenme mucha suerte,
deséenme mucha suerte que me voy.

28.8.06

Uno de Delfina Muschietti

COMO SYLVIA PLATH



recién casada
a quien Sue Weller visitó en Londres
y encontró “deambulando por la casa
con la cara arrasada en lágrimas”
Mariela la chica de 15 años que vino
de Entre Ríos a trabajar con la familia
y yo encontré a las 9 de la mañana
la mano en la esponja llena de
CIF y lavandina
lavando el baño
con la cara arrasada en lágrimas
yo misma cuando bajaba
los escalones del hall del edificio
sobre la calle Maipú
y encontré a mi hermana
que venía a visitarme ella
me vio herida saliendo
con la cara arrasada en lágrimas
hablándome a ciegas
con cierto temblor compasivo
supo enseguida todo el cuadro:

el dolor final de no haber
nacido para eso

24.8.06

Canción (Seamus Heaney)

Un serbal que parece una mujer con los labios pintados,
en una intersección entre el camino principal y una ruta secundaria,
unos alisos que, a húmeda distancia, parecieran gotear,
se alzan entre los juncos.

Están las flores del dialecto, que crecen en el lodo,
y están las inmortales, de entonación perfecta,
y existe ese momento en que el canto del pájaro se acerca
a la canción de lo que está pasando.

17.8.06

No me gustan los lunes (The Boomtown Rats)

El chip de silicona que tiene en la cabeza
se está sobrecargando. Hoy nadie va a la escuela:
ella los va a obligar a quedarse en sus casas.
Y papi no lo entiende, porque él siempre había dicho
que ella era un pan de dios. Y no le ve un motivo
porque no hay motivos. ¿Qué motivos habría que alegar?

Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Quiero pasarme el día a los cuetazos.

El mundo está a la espera de lo que diga el télex,
al que mantienen siempre radiante e impoluto.
Mamá no puede creer lo que le están diciendo,
y a papá se le vino el mundo abajo.
Se ponen a pensar en su hija dilecta:
de repente, los dulces dieciséis no son tan buena edad,
y no, no es tan sencillo admitir la derrota.
No le encuentran motivos porque no hay motivos:
¿qué motivos habría que alegar?

Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Quiero pasarme el día a los cuetazos.

En el patio, ya nadie está jugando.
Ella quiere jugar un rato con sus chiches.
Y hoy salimos antes, y pronto aprenderemos la lección:
¿Qué vamos a estudiar? “Cómo morir”.
Y ahora ya se escuchan los megáfonos, y luego al comisario
que explica los inconvenientes que hubo, y cómo fue y por qué.

Y él no ve los motivos,
porque no hay motivos:
¿qué motivos habrá para morir?

Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Explíquenme por qué
no me gustan los lunes.
Quiero pasarme el día a los cuetazos.

13.8.06

Uno de Sergio Raimondi

A LOS REALES SEGUIDORES DEL REALISMO



No es, como gustan decir, la voluntad
implacable de nombrar la experiencia
de quien ha sufrido y por eso desecha
el recurso del adorno mortecino. Es,
en todo caso, su confianza en los sustantivos,
su adjetivación rala y apenas expresiva
y cualquier atisbo de acción subordinado
a la persistencia y fijeza de una imagen.
Suyo el artificio, en fin, de que el verso
existe porque en algún lado se vivió,
no de que el verso es la vida y lo intolerable.

10.8.06

Rosa del mar (Hilda Doolittle)

Rosa, áspera rosa,
maltratada y con pétalos de menos,
flor magra, adelgazada,
con escueto follaje,
más perfecta
que una húmeda rosa
solitaria en su tallo,
te arrastra una corriente.
Raquítica, junto con otras hojas,
encallás en la arena,
te alzás
entre la arena fresca
que barre el viento.
¿Podrá exudar la rosa de Bermuda
un perfume tan agrio
seca sobre una hoja?

4.8.06

Los varones no lloran (The Cure)

Te pediría perdón,
si pensara que eso te haría cambiar de idea,
pero sé que esta vez me fui de boca,
fui demasiado hiriente.

Me esfuerzo por reírme,
taparlo con mentiras;
me esfuerzo por reírme,
por ocultar las lágrimas que hay en mis ojos, porque
los varones no lloran,
los varones no lloran.

Me pondría a tus pies,
rogándote el perdón;
daría explicaciones, pero sé
que es demasiado tarde.
Y ahora ya no hay nada para hacer.

Así que yo me esfuerzo por reírme
taparlo con mentiras;
me esfuerzo por reírme,
por ocultar las lágrimas que hay en mis ojos, porque
los varones no lloran,
los varones no lloran.

Te diría: “Te amo”
si pensara que así te quedarías conmigo,
pero sé que ya no sirve de nada
porque vos ya te fuiste.

No supe acatar límites,
me pasé de la raya,
y te di por sentada,
creyendo que sin mí vos no eras nada.

Ahora haría casi cualquier cosa
para que estés de nuevo junto a mí.
Pero sigo riéndome,
y ocultando las lágrimas que hay en mis ojos, porque
los varones no lloran,
los varones no lloran.