I (Mark Strand)
En la noche sin fin, en medio de la oscuridad que empapa,
yo tengo puesto un traje blanco que brilla
entre las hojas negras que caen, entre
las lunas recubiertas de insectos de los postes de luz.
Camino entre los árboles de color esmeralda
en la noche sin fin. Voy cruzando
la calle, luego desaparezco cuando doblo la esquina.
Brillo al atravesar el parque, rumbo
a la estación donde me están esperando los otros.
Muy pronto viajaremos por la oscuridad sin sonido,
con fuegos para guiarnos por el áspero terreno
de la noche sin fin. Y tengo puesto
un traje que opaca hasta la luna, que brilla deslumbrante
cuando entro en la estación donde los otros
susurran que la luna
no es más impedimento que cualquier otra cosa,
y que, si alguien sufre, se pueden comprar alas
por monedas o cambiarlas por armas, que las reglas
de la tierra se aplican asimismo a quienes se disponen a partir,
que es mejor estar listos, puesto que la ceniza
del cuerpo es insignificante y no viaja muy lejos.
yo tengo puesto un traje blanco que brilla
entre las hojas negras que caen, entre
las lunas recubiertas de insectos de los postes de luz.
Camino entre los árboles de color esmeralda
en la noche sin fin. Voy cruzando
la calle, luego desaparezco cuando doblo la esquina.
Brillo al atravesar el parque, rumbo
a la estación donde me están esperando los otros.
Muy pronto viajaremos por la oscuridad sin sonido,
con fuegos para guiarnos por el áspero terreno
de la noche sin fin. Y tengo puesto
un traje que opaca hasta la luna, que brilla deslumbrante
cuando entro en la estación donde los otros
susurran que la luna
no es más impedimento que cualquier otra cosa,
y que, si alguien sufre, se pueden comprar alas
por monedas o cambiarlas por armas, que las reglas
de la tierra se aplican asimismo a quienes se disponen a partir,
que es mejor estar listos, puesto que la ceniza
del cuerpo es insignificante y no viaja muy lejos.
1 Comments:
Una maravilla. Admirable trabajo, Ezequiel. Saludos.
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