De festejo (Mark Strand)
Te sentás en tu silla, sin que nada te toque,
sentís como tu vieja persona se transforma en una aun más vieja,
e imaginás tan sólo la paciencia del agua, el tedio de la roca.
Te ponés a pensar que el silencio es la página sobrante,
pensás que nada es bueno ni malo, ni siquiera
la oscuridad que llena la casa mientras vos
mirás desde tu silla. Ya has visto suceder lo mismo antes. Tus amigos
pasan por la ventana, con las caras manchadas de remordimiento.
Vos querés saludarlos pero sos incapaz de levantar la mano.
Te sentás en tu silla. Contemplás cómo la yerbamora
envuelve con su red venenosa la casa, y sentís en la boca
el gusto de la miel de la ausencia. Es el mismo
donde quiera que estés, el mismo si la voz se pudre antes que el cuerpo,
o si acaso es el cuerpo el que se pudre primero que la voz.
Vos sabés que el deseo conduce únicamente al sufrimiento,
y el sufrimiento lleva a la satisfacción, que conduce al vacío.
Sabés que esto es diferente, que esto es el festejo, el único festejo,
y que al abandonarte de esta forma a la nada
vas a sanar. Sabés que hay alegría
en sentir tus pulmones prepararse para un futuro de cenizas,
así que te quedás mirando y esperando
mientras se asienta el polvo, y las horas milagrosas
de la infancia se pierden en la oscuridad.
sentís como tu vieja persona se transforma en una aun más vieja,
e imaginás tan sólo la paciencia del agua, el tedio de la roca.
Te ponés a pensar que el silencio es la página sobrante,
pensás que nada es bueno ni malo, ni siquiera
la oscuridad que llena la casa mientras vos
mirás desde tu silla. Ya has visto suceder lo mismo antes. Tus amigos
pasan por la ventana, con las caras manchadas de remordimiento.
Vos querés saludarlos pero sos incapaz de levantar la mano.
Te sentás en tu silla. Contemplás cómo la yerbamora
envuelve con su red venenosa la casa, y sentís en la boca
el gusto de la miel de la ausencia. Es el mismo
donde quiera que estés, el mismo si la voz se pudre antes que el cuerpo,
o si acaso es el cuerpo el que se pudre primero que la voz.
Vos sabés que el deseo conduce únicamente al sufrimiento,
y el sufrimiento lleva a la satisfacción, que conduce al vacío.
Sabés que esto es diferente, que esto es el festejo, el único festejo,
y que al abandonarte de esta forma a la nada
vas a sanar. Sabés que hay alegría
en sentir tus pulmones prepararse para un futuro de cenizas,
así que te quedás mirando y esperando
mientras se asienta el polvo, y las horas milagrosas
de la infancia se pierden en la oscuridad.
2 Comments:
maravilloso encontrar a alguien en la web que disfrute tanto a mark strand y joseph brodsky, dos poetas maravillosos.
gracias por estos poemas, y muy bueno tu blog, un gusto haber llegado hasta aquí (creo que fue a través del blog de irene gruss).
un abrazo.
Gracias, Paula. Ya agregué un enlace a tu blog.
Abrazo,
EZ.
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