Hora pico (Amy Benoit)
Para subirme al subte esta mañana,
tuve que atravesar a los codazos
una pared de gente. Una vez dentro
del vagón, asfixiada y comprimida,
vi que, ocupando una butaca entera
del fondo, había un perro de la calle
que dormía olvidado de sí mismo
y todo lo demás, plácidamente
inflando y desinflando los pulmones.
Nosotros somos, me parece a mí,
un poco como él: nos abandonan
al mundo, deambulamos sin propósito,
y en ese olvido de nosotros mismos,
sin razón aparente nos cobijan,
nos dan amor, nos dejan que durmamos,
y todos los demás son de otra especie.
tuve que atravesar a los codazos
una pared de gente. Una vez dentro
del vagón, asfixiada y comprimida,
vi que, ocupando una butaca entera
del fondo, había un perro de la calle
que dormía olvidado de sí mismo
y todo lo demás, plácidamente
inflando y desinflando los pulmones.
Nosotros somos, me parece a mí,
un poco como él: nos abandonan
al mundo, deambulamos sin propósito,
y en ese olvido de nosotros mismos,
sin razón aparente nos cobijan,
nos dan amor, nos dejan que durmamos,
y todos los demás son de otra especie.
7 Comments:
Qué bueno el final! Sabe lo que hace, la canadiense...
lo de "a los codazos", es un povo forzado, porque la determinación queda bastante rara. Igual es que en el español argentino se permite.
de todas formas el poema está muy bien
Anónimo: No sé de dónde sos, pero ciertamente en español argentino es muy común. Saludos y gracias por comentar.
EZ.
man, no hagas estas cosas porque uno se conmueve
Costa sin mar:
¿Qué te conmovió del poema (o de la traducción)?
Abrazo,
EZ.
el poema empieza de hechos fortuitos pero a medida que avanza salta la reflexion que luego de uno y dos versos parece que se quedara el algo realmente fortuito sin embargo es el final donde surge la profundidad metafisica inesperada que conmueve.
Gracias por traer al español a poetas y poemas inesperados.
Que bueno. Buenísimo.
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