Volar sobre las nubes (Dana Gioia)
No hay paisaje terrestre: sólo nubes,
pródigas nubes, vistas desde lo alto,
aún brillantes al llegar la noche.
Suaves valles tapados por la nieve,
cataratas de hielo y aire, no
blancura sino un sueño de blancura,
una inocencia que en la tierra sólo
se podría sentir por un instante,
al despertar al alba inesperada,
luego de una tormenta, una mañana
invernal, y encontrar las negras calles
inmaculadas bajo el sol, cubiertas
por carradas de nieve reluciente,
antes del primer pie o del primer auto.
Es extraño este mundo que no vieron
los antiguos jamás, y sin embargo
sus palabras nos vienen a la mente:
cumuli, cirrus, nimbus, esos nombres
mágicos que nos traen, todos juntos,
los elementos dispersos del aire.
Oh, paraíso tras la ventanilla,
lejos de nuestro alcance, nubiloso,
agitándose al viento. Delicado
mundo de aire delgado, irrespirable,
de un frío inconcebible.
Y una nada
donde se copian los deseos nuestros:
no de muerte, de tu olvido que fluye
de insustanciales albas y crepúsculos,
de tu blancura que se quema al sol.
El avión va al oeste y gana tiempo.
Cede la oscuridad. Más adelante
el cielo resplandece, despejado.
pródigas nubes, vistas desde lo alto,
aún brillantes al llegar la noche.
Suaves valles tapados por la nieve,
cataratas de hielo y aire, no
blancura sino un sueño de blancura,
una inocencia que en la tierra sólo
se podría sentir por un instante,
al despertar al alba inesperada,
luego de una tormenta, una mañana
invernal, y encontrar las negras calles
inmaculadas bajo el sol, cubiertas
por carradas de nieve reluciente,
antes del primer pie o del primer auto.
Es extraño este mundo que no vieron
los antiguos jamás, y sin embargo
sus palabras nos vienen a la mente:
cumuli, cirrus, nimbus, esos nombres
mágicos que nos traen, todos juntos,
los elementos dispersos del aire.
Oh, paraíso tras la ventanilla,
lejos de nuestro alcance, nubiloso,
agitándose al viento. Delicado
mundo de aire delgado, irrespirable,
de un frío inconcebible.
Y una nada
donde se copian los deseos nuestros:
no de muerte, de tu olvido que fluye
de insustanciales albas y crepúsculos,
de tu blancura que se quema al sol.
El avión va al oeste y gana tiempo.
Cede la oscuridad. Más adelante
el cielo resplandece, despejado.
2 Comments:
Increíbles poemas estos dos que has puesto sobre las nubes. Gracias.
Saludos.
Buenisimooooooooooooooo!!!
Saludoss
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